A nadie se le escapa que un acontecimiento de la notoriedad de un Mundial de Fútbol posee infinidad de dimensiones más allá de lo deportivo. Por ejemplo, el país anfitrión se juega su prestigio como nación, por su capacidad organizativa, el fomento de argumentos turísticos, los ingresos directos, la imagen, y un largo etcétera.

Las autoridades políticas y deportivas también se la juegan. De hecho, ni la presidenta de Brasil ni el presidente de la FIFA darán los tradicionales discursos en el acto inaugural, para evitar abucheos.

Entre las muchas ‘otras competiciones’ del Mundial destaca la de las marcas deportivas. Adidas y Nike, las dos líderes, buscando la supremacía, se enfrentan a su mayor desafío. Entre ambas se reparten más del 80% del mercado de los equipamientos para fútbol, que supera los 5.000 millones de dólares anuales.

La marca alemana Adidas es patrocinadora oficial del Mundial, mientras la estadounidense Nike equipa a la Selección brasileña.

Los grandes ídolos futbolísticos son el recurso publicitario principal, y este año esa batalla comienza dentro de un mismo club: el F.C. Barcelona, puesto que su megaestrella argentina Lionel Messi ‘es’ de Adidas, y la gran esperanza brasileña, Neymar Jr., ‘es’ de Nike. Camisetas, botas y cualquier otro elemento de equipación que presenten cualquiera de ellos genera una descomunal demanda instantánea.

Herbert Hainer, presidente ejecutivo de Adidas, afirma que “somos líderes en esta categoría. El 2014 es un año de fútbol, y será un año de fútbol de Adidas”. El patrocinador del Mundial reclama el fútbol como asociado a su marca, y señala un récord de ventas de 2.800 millones de dólares.

Nike entró en el mundo del fútbol hace veinte años, precisamente cuando la Copa Mundial se jugó en Estados Unidos. Sus ventas en fútbol se cifran en 2.000 millones de dólares. Por supuesto, también se autodenomina líder… Y no sólo equipará a la Selección brasileña en este Mundial 2014, sino que lo hará a otros diez países, superando en número a Adidas y a Puma.