La Selección española de fútbol, la Roja, ha perdido definitivamente la cabeza; Xavi Hernández ya no volverá a jugar en ella.
Este es el momento de las exageraciones y las hagiografías, cuando resulta fácil competir a ver quién elogia más alto. Pero en el caso de Xavi la pérdida es irreparable, así que no nos andemos con rodeos.
Desde que Luis Aragonés cogió punta adelante al catalán (véanse los artículos del maestro Muelas), Xavi se convirtió en el jugador más determinante del fútbol español del siglo XXI, cerebro absoluto de su etapa más gloriosa y próxima leyenda.
Porque en todas las escuelas del fútbol del mundo los niños aprenden ahora los gestos que Xavi inventó, y en el intento de emularlo encuentran el mayor desafío.
Xavi no es un tipo especialmente carismático ni con afán de lucimiento o protagonismo. Además, en detrimento de su bolsillo, es de la cantera (¿qué ficha habría tenido Xavi de ser extranjero?). Tampoco ocupa la demarcación de goleador, que se suele llevar los méritos de todo el equipo. Xavi no es nada de eso; Xavi es solo puro talento.
Ahora sí que podemos decir fundadamente que comienza una nueva etapa en la Selección española… inimaginable sin Xavi. La mayoría mirará a otro lado y dirá que “hay nuevas generaciones que estarán a la altura”. ¡Menudo autoengaño! A la altura de Xavi, a pesar de su escasa estatura, no hay nadie. No hubo nadie antes, y no lo habrá después, a no ser que ocurra un milagro.
Esta temporada todavía vamos a tener el privilegio de verle jugar, si no con la Selección, sí al menos con el Barça. Con todo respeto a Messi, a Neymar y a Suárez, los buenos aficionados al fútbol van a tener su objetivo, admiración y agradecimiento en cada segundo que Xavi Hernández pise el césped. Histórico Xavi…
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