En el estadio de Wembley se disputaba en 1966 un encuentro entre Inglaterra y Argentina. El árbitro señala una falta a Perfumo. Rattin, señalando su brazalete de capitán, pidió explicaciones, que lo miraba sin entender nada, ya que ni él hablaba el idioma del árbitro, alemán, ni el colegiado español. A los tres minutos Rattin fue expulsado. El partido estuvo parado diez minutos e iba a ser suspendido, pero finalmente Ken Aston, miembro de la Comisión de Árbitros, acompañado por un intérprete y la policía, acompañó a Rattin fuera del campo.
En aquellos tiempos las amonestaciones las realizaba el árbitro verbalmente, por eso en ocasiones ni los propios jugadores se enteraban de que habían sido amonestados. Además estaba la barrera del idioma.
Finalmente la solución se le ocurrió a Aston: “Mientras conducía, el semáforo se puso en rojo y pensé: ‘Amarillo’, puedes aún pasar; ‘Rojo’, alto, fuera del terreno.” Habían nacido las tarjetas amarilla y roja.
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