Bergkamp tenía miedo a volar, de forma que incluyó una cláusula dentro de su contrato que le permitía no desplazarse en avión junto al resto del equipo.
Se desplazaba generalmente en coche, o en cualquier otro medio terrestre, y en ocasiones tenía que salir varios días antes del partido para llegar a tiempo.
Se cuenta que en el Mundial que se disputó en 1994 en Estados Unidos, Bergkamp, que estaba convocado con Holanda, no tuvo más remedio que utilizar el avión para desplazarse con su Selección. Antes del despegue hubo un aviso de bomba, que retrasó considerablemente el viaje; para colmo de males, una vez en vuelo, una bolsa de aire provocó la caída en picado del avión durante unos segundos. Si ya tenía miedo a los aviones, esto hizo que Bergkamp exigiera en su contrato una cláusula que le liberara de utilizar los aviones.
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