No todo puede ser bello, ni estético. El fútbol es como la vida misma, un reflejo de la misma, por eso lo que ayer vivimos en el Vicente Calderón es parte de la vida, del fútbol, de la relaciones, de condición humana. Hay personas simpáticas y hay personas ariscas, hay entrenadores de fútbol creativos y los hay que son enemigos del espectáculo. Hay escuelas de fútbol que son un ejemplo para los jóvenes y otras que son el mayor enemigo de pedagogía para los muchachos. El Chelsea de Mourinho fue el mayor exponente del fútbol rácano, cicatero, especulativo, que ha pregonado este misterioso personaje que se ha colado en el fútbol hace tantos años. Está en su derecho de no jugar o, mejor dicho, de destruir el juego del rival; de hecho la mayor especialidad del portugués siempre fue la destrucción.
Mourinho llegó a decir cuando fue eliminado por el Barça cuando era entrenador del Real Madrid, que le hubiera dado vergüenza ganar una Champions como la que consiguió el club catalán en el 2009. Es cierto que el Barça se vio favorecido por errores arbitrales en las semifinales, pero también es cierto que Mourinho jamás hubiera llegado a acercarse nunca a la brillante forma de jugar que tenía ese equipo. Dicho de otra forma, lo que de verdad me daría vergüenza es ganar una Champions como juegan los equipos de Mourinho, cerrándose atrás y especulando con el resultado, sin buscar la finalidad del deporte, ganar para divertirse, divertirse para ganar.
El Atlético chocó con ese muro de contención y cayó enredado en la tela de araña que le tejió el Chelsea. Eso también es fútbol e incluso tiene su mérito, pero ese es el fútbol de los mediocres, de los que buscan el resultado por encima de cualquier convicción. Le deseo mucha suerte al Atlético en el partido de vuelta, tendrá que luchar contra el antifútbol y las artimañas que se le ocurran a un entrenador lúgubre y nocivo para el deporte.
© Antonio Muelas, 2014 { [email protected] }
Amén. Totalmente de acuerdo Muelas, eres un grande.
Seguramente ese individuo sea la persona que, en toda la historia del fútbol, más daño ha hecho al mismo.
Su mala educación debería catalogarse como ‘no autorizada para menores’, para proteger a los niños.
Que Simeone lo admire es una mancha en la imagen del entrenador del Atlético.