Porque aprendieron lo peor de nosotros y nos dieron lo mejor de sí mismos.
Por Alfredo Di Stéfano, que amaba el fútbol, y por Jorge Luis Borges, que lo odiaba.
Por los años buenos de Maradona.
Por Fangio. Por Guillermo Vilas.
Por el tango, por Carlos Gardel, por Discépolo. Por Piazzolla.
Por Atahualpa Yupanqui y por Mercedes Sosa.
Por Bioy Casares y Alfonsina Storni.
Por Ernesto Sábato. Por Cortázar.
Por Mafalda y por Quino.
Por Berni y por Leloir.
Por las abuelas de Plaza de Mayo y por el Comandante Ernesto, Che Guevara. Por Pérez Esquivel.
Por Héctor Alterio, Federico Luppi y Carlos Darín.
Por Les Luthiers y por Julio Bocca.
Porque hasta Goethe y Beethoven renegarían de Frau Merkel.
Por el dulce de leche.
Por los chistes de gallegos.
¡Todos con Argentina!
Ferran Parera, València.
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